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Boletín Laboral nº 19 - Enero de 2012

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Sábado 14-01-2012. 01:32
 
Rafael Muñoz Llergo (1975-1981).
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EFEMERIDES
El caso Dreyfus
 
Viernes 13-01-2012. 13:46
 
Hoy se cumple el aniversario (13/01/1898) de la publicación en el diario francés La Aurora del famos 'Yo Acuso' de Emile Zola.
Os dejo abajo un artículo sobre el particular además de unos enlaces para obtener más información.
En 1894, el Capitán Alfred Dreyfus del ejército francés es acusado de espionaje por un tribunal militar francés, sentenciado a prisión perpetua y enviado a la île du Diable en la Guyana Francesa. La única evidencia en su contra es un trozo de papel manuscrito dirigido al mayor Max von Schwartzkoppen –agregado militar alemán en París– encontrado en un tacho de basura y cuya caligrafía apenas se asemeja a la de Dreyfus. Durante el juicio público, la muchedumbre, incitada por la prensa anti-semita, hostiga a Dreyfus con gritos e insultos.

El Caso Dreyfus dividió a la sociedad francesa. Por un lado el gobierno derechista, el ejército nacionalista, la Iglesia Católica y los partidos conservadores, que unieron fuerzas en el bando anti-Dreyfus (con grandes características anti-semitas), por el otro las fuerzas progresistas –republicanos, socialista y anticlericales– liderados por Émile Zola y Jean Jaurès entre otros, que hicieron suyas la lucha por los derechos humanos en la República.

En 1896 se descubre evidencia que implica a Ferdinand Walsin Esterhazy como el autor del espionaje. A pesar de un intento militar por suprimir la evidencia, Esterhazy es juzgado en 1898, aunque el tribunal militar lo absuelve en un juicio que dura apenas unos minutos. Émile Zola escribe entonces una carta abierta, J'accuse, acusando a los jueces de complicidad. Zola es sentenciado a la cárcel por injurias, pero logra escapar a Inglaterra. Ese mismo año se hace público que gran parte de la evidencia en contra de Dreyfus fue falsificada por el Coronel Henry. Luego del suicidio de éste último, y la fuga de Esterhazy a Inglaterra, la condena a Dreyfus se hace insostenible. El caso se reabre en 1899, pero la soberbia de la corte militar le impide aceptar la realidad, y vuelve a encontrar a Dreyfus culpable, sentenciándolo esta vez a diez años de prisión. Sin embargo la situación política francesa ha cambiado, y el Presidente Émile Loubet se ve obligado a otorgarle el perdón.

En 1902 la muerte encuentra finalmente a Emile Zola en su patria, en sus exequias resuena el reconocimiento de Francia. En su entierro, en representación de sus amigos, Anatole France, quien recibirá el Premio Nobel de Literatura en 1921, pronuncia un emotivo discurso. La indoblegable lucha tras la verdad y la justicia de Zola en defensa de Alfred Dreyfus le han valido los mayores ultrajes 'que hayan producido jamás la estupidez, la ignorancia y la maldad' por lo cual será recordado por muchos como un monumento de la conciencia humana.
Como escritor la grandeza de su obra solo será comparada con la de Tolstoi, abarcando tanto la novela como la critica, el teatro y la política, legando entre sus principales obras Germinal, Tres Ciudades, La Bestia humana y los Cuatro Evangelios.
Emile Zola sin embargo no ha podido ver consumada la justicia en el caso. En 1906 la Corte de Apelaciones exhonera a Dreyfus, reintegrándolo al ejército con restitución del grado y honores militares.
y en 1930 su inocencia queda definitivamente afirmada con la publicación de los documentos de Schwartzkoppen
Para saber más:
Wikipedia: Yo acuso
Wikipedia: El caso Dreyfus Wikipedia: Diaro La Aurora
Wikipedia: Emile Zola Texto íntegro del manifiesto de Zola
 
 
COLABORADORES
El ingreso en la Escuela de Aprendices
Juan Rodríguez Bancalero
Jueves 12-01-2012. 17:21
 

III. El desplazamiento

El día y hora acordado nos encontrábamos los tres en la parada del autobús que habría de desplazarnos hasta la barriada de la Electromecánicas, o “Letro”, como era popularmente conocida, donde nos apearíamos para ir caminando un trecho hasta la huerta donde según todos los indicios tenía su residencia la “Mecedora”, que, aunque no sabíamos ubicar con exactitud, no pensábamos hubiera de darnos muchos problemas de localización, teniendo en cuenta que nosotros éramos personas de sobrados recursos y que, kilómetro arriba o abajo, la información que Miguel había recogidos, vía chisme, de su vecina la “Sabia”, era fidedigna. Los tres nos habíamos aseado convenientemente, habiendo adelantado el baño integral semanal al horario matutino, para presentarnos ante tan alto espíritu con una presencia impoluta, que los aspectos son siempre importantes. Mi madre, cuando le comenté que quería bañarme por la mañana, antes de almorzar, se había extrañado, pues nunca lo hacía a tales horas, y para convencerla tuve que argüir que había ido al campo con los dos de siempre, que me había sentado sobre unas ortigas y que ahora tenía las nalgas en carne viva. No puso muchos más reparos, así que una vez limpito y comido me repeiné y me puse una buena loción de brillantina, de la que usaba mi padre; al no estar habituado a su uso eché más de la debida con tanta abundancia que me chorreó por todo el cogote, lo que me obligó, al sentir el caudal descendente, a ponerme las manos para no manchar la camisa blanca, recién limpia, de cuello de almidón muy tieso, con sus ballenas correspondientes para impedir el volteo de las puntas de la solapilla. No me sentía precisamente en aquel momento elegante, porque con tanto lubricante en la cabeza y en el cuello me notaba engrasado y capaz de salir escupido, por efecto del lubricante, de mi propia ropa.

El autobús que habría de trasladarnos hasta nuestro destino se demoraba, haciendo peligrar nuestros planes, pues caso de que surgiese algún imprevisto se nos haría de noche con total seguridad y nuestras familias podrían empezar a preocuparse por nosotros y preguntarían, luego, más de lo prudencial. El más preocupado por la tardanza era Miguel, imagino que temiendo que el asunto terminase en una truculencia indeseada, pues al fin y al cabo fue él el instigador y quien puso más encomio en convencerme para llevarla a efecto. Pedro estaba radiante, le daba igual una hora que un día de retraso, iba a solucionar sus cuitas de un plumazo, sin el más mínimo esfuerzo por estudiar; la hechicera, la gurú o lo que quiera que fuese iba a dar con la tecla en un santiamén y él entraría en la Escuela de Aprendices, para dar gusto a su querido padre.

 
 
 
 

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LA CITA
" Es curioso que se le denomine sexo oral
a la práctica sexual en la que menos
se puede hablar
"

Anónimo

 
 
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