Para Juan Antonio Olmo Cascos.
Querido amigo: Permiteme que te salude como "
Querido amigo", cuando deduzco por tu historial que no llegamos a conocernos, pues yo solo estuve en esa Universidad de Córdoba el primer año de su funcionamiento, porque me trasladé a la de Sevilla, y, de algún modo, seguí viviendo del espíritu con que nos marcaron estas insólitas e incomprendidas instituciones.
La huella de esa Universidad, a la que me incorporé "antes de su inaguración oficial", me dejó una imborrable huella que ahora, con el paso de los años, y gracias a tu página (que todo hay que decirlo) me permiten rememorar un tiempo feliz, lleno de ilusiones y de recuerdos profundos: personas que ya no están; actos, vivencias, estilo de vida y muchas más cosas que le imprimieron a mi carácter unas cualidades que posteriormente me han servido en mi posterior biografía. Hoy, con los ochenta y cuatro años cumplidos, rememoro aquella etapa en la que aprendí más que enseñé.
Aunque algunas veces pensé ponerte estas letras, como testimonio de agradecimiento por tu labor, no quiero que pasen más dias (no sea que la inevitable "última y definitiva llamada" se me adelante, y me sorprenda sin este deber cumplido.
Muchas cosas te pudiera contar de aquellos primeros tiempos, pero no era ese el objetivo de este email, y pudiera caer en un "batallita de viejo".
Por hoy solo reiterarte mi agradecimiento, por el bien que me has hecho; animarte y felicitarte, poniendome a tu disposición, con las limitadas fuerzas con las que Dios todavía me regala todavia.
Ya te indico en la correspondiente ficha de esta página, y en la primera fotografía de todo el personal y profesorado, que ocupo el número 69 (junto al P, Riera) . Pero te garantizo que me acuerdo de todos los fotografiados, incluso de la mayoria de sus nombres.
En el afecto que seguramente compartimos cuantos tuvímos esa providencial experiencia, recibe el cordial abrazo de