Imágenes prestadas de un paisaje distante.
Desde las cumbres altas del Pirineo, donde vine para respirar el frío.
Con la sonrisa esquiva del isard, en laderas de roca húmeda y los bosques virando a colores imposibles, antes que la hoja desnude el tronco.
Escribo desde el silencio roto por el crepitar de un fuego que avivo, huecos de luz por donde escapa el humo. Tornasoles entre paredes de piedra.
Escribo desde la niebla, apenas lluvia que alimenta un suelo de hojarasca donde se esconden los hongos. Otra medida del tiempo.
A ti, que escondes tu sonrisa cuando principia el otoño y te repliegas en un gesto triste que ahoga tu lágrima.
O a ti, que escondes tu futuro en un torbellino de respuestas a preguntas que jamás te hicieron.