SUCEDIÓ EN CAZORLA
Anduvieron en Cazorla,
donde el aire se oxigena,
donde el cielo tiene estrellas,
intentando unir la orla.
Del viernes, en los abrazos
recobraron la alegría,
recordando tantos años
de estudios y duchas frías.
Con la cena y el buen trato
se fueron a descansar
y, una sonrisa en los labios
y, un lleno de bienestar.
Del sábado, el aire fresco
que alegraba un claro sol,
vino a llenar ese hueco
de los que no están y “son”.
Tomados por los caminos
de Arroyo Frio, Cotorrios,
mirando los cauces limpios
que pisara Don Rodrigo:
los horizontes de cumbres
llenaron nuestros recuerdos
y, en “La Iruela”, el sol se pone
dejándonos boquiabiertos.
¿ Dónde van los “laborales”
por las tierras de Cazorla
siendo de mil lugares?
Unirse quieren, ahora
con intenciones iguales
y, con el alma que aflora.
¿ Donde van esos amigos
que ya se habían olvidado
y andaban caminos distintos?
No fue olvido, fue un “lapso”
por el andar del destino
que los tuvo separados.
Y, el domingo, por Baeza
que recordaba a Machado
y, en su aula, por sorpresa,
un laboral recitando:
“ A un olmo seco”, ¡que bella!.
El silencio que ha quedado
parece que nos uniera
con su discurso loado,
con sus alumnos, su escuela,
su paraninfo de antaño.
Jabalquinto, catedral,
plaza de los leones,
las murallas y, al final,
una cerveza, c...
que ¡ya está bien, tanto andar!.
La comida, el repostar
fue, para bien entender
que, en el mundo del saber,
vive siempre el estudiar
pero del bien conversar,
de la “vista”, el saber estar,
lo arrastramos por doquier
los de la “ Uni. Laboral”.
Allí nos llevó la pobreza
y las notas y el esfuerzo.
Pero mereció la pena
estar, en vosotros, envuelto
pues gozáis de inteligencia
y humildad, al mismo tiempo.
¡ Ya quisiera la realeza
un tesoro tan bien hecho.
Juan Antonio, muchas gracias
por unirnos y llamarnos.
Las pilas ya están cargadas
para este u otro año,
pero no debemos dejar
que sean otros veinte o treinta,
porque es bueno juntar
recuerdos, amigos y fiesta.
Porque la buena amistad,
se aleja, nunca está muerta.
Pablo M. F. |