Se escapaba la luna por el costado del poniente.
Sonreía Venus arropado bajo las sábanas de Zobel.
Y abajo, mucho más abajo, todos redondeábamos cuanto faltaba de vida.
Nuestra vida.
Acunada en recuerdos amontonados en el forro de un abrigo.
Imágenes sepias de cuanto ya no es.
Imágenes idas de cuanto ya no puede abrazarse.
Apenas un suspiro de vida creciente, algunas cosas en el camino.
Y nuestra torrentera de sueños dormidos.
Se escapaba la luna, tanto más clara cuanto más oscura la noche.
Lecturas inacabadas de juventud.
Notas musicales que vienen y van.
Alejándose del morado, torna rosa de un crepúsculo invertido.
De un verso inacabado.