Pastor Manuel Rosado Mirón
 
 
Reside actualmente en Ronda (Málaga)
 

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Me llamo Pastor M. Rosado Mirón y los que describo a continuación son parte de mis recuerdos como estudiante interno en la Universidad Laboral de Córdoba (ULACOR) entre los años 1974 y 1977, periodo que abarca el entonces conocido como Bachiller Superior:

Me incorporé a la Uni procedente de la Laboral de Cheste (Valencia), también conocida como C.O.U.L. o Centro de Orientación de Universidades Laborales, donde también en régimen interno desarrollé mis estudios de Bachiller Elemental. En Córdoba fui asignado al Colegio “San Rafael” y como había elegido el bachillerato de letras pasé a formar parte del aula 5L-1. Posteriormente y en lo que respecta a colegios y aulas formé parte de las aulas 6L-1 y COU 3A ambos cursos ya en el Colegio “San Alberto”.

Aunque creo que mis recuerdos son pocos y algo difusos intentaré repasar los detalles o anécdotas que mejor recuerde para no incurrir en subjetivismos o medias verdades. Por lo que respecta a mis amigos y compañeros, después de tantos años, es difícil trazar una línea que delimite amistad de compañerismo pero puedo decir sin ningún género de dudas que entre mis amigos de entonces destacan dos y aquí cabría decir aquello de “tanto monta, monta tanto” ya que en el transcurso de esos tres cursos como en cualquier relación humana hubo una alternancia de encuentros y desencuentros; ellos fueron Eufrasio Martos González y José Luis Sáenz de Manjarrés Santacruz.

En cuanto a los demás, con aquellos con los que más roce tuve por motivo de afinidades, vivir en la misma camareta o pertenecer a las mismas aulas son los que paso a relatar según me vienen a la memoria: Santiago Cantavella Jordá (ambos estábamos decididos a ser profesores de Educación Física y nos preparamos para ello), Andrés Martínez Mesa (sevillano y aficionado a la halterofilia, valga la redundancia), Romero (delegado “perenne” de clase), Venancio (un dibujante artístico muy bueno), Gea (con su melena leonífera y su guitarra), Hernández (de un pueblo de la sierra de Córdoba, muy aficionado a la pesca y preocupado por su apariencia física y la larga melena rubia que tenía y cepillaba de continuo), Holgado, Moreno Osuna, Diéguez (con su voz tan grave, de apodo “oboe”), Valderas (de Jaén, creo recordar), Villar, Vizuete, Carrascosa (Garrido, creo que era su segundo apellido), Lechuga y tantos otros rostros que recuerdo pero no logro ponerles nombre ahora mismo; lo siento.

Con respecto a los profesores y tutores, creo que los recuerdo a casi todos, en especial a los padres dominicos. De algunos no podría precisar si los tuve en 5º o en 6º pero a todos los recuerdo con cariño y a bastantes con admiración. Recuerdo al Padre Richard Tapia, mi profesor de Griego (exigente y repetitivo; aún soy capaz de orar el ave maría en griego; “Χαίρε Μαρία, κεχαριτωμένη, ο Κύριος μαζί σου, ευλογημένη… o algo así). El Padre César, mi profesor de Lengua y Literatura en 5º y 6º, con el continuo sonido procedente de su lengua y labios y sus famosos dictados corrigiendo faltas de ortografía a base de restar puntos de la nota del examen. El Padre Dacio, director de no me acuerdo cuál de los colegios en los que estuve y no sé si profesor de alguna asignatura). El padre Erviti, con su continúa coletilla “así es” cuando nos explicaba cualquier tema. El Padre Álamo, proveniente de las misiones y acostumbrado a evangelizar, que cayó entre las “fieras” de COU para impartir Religión y se manejaba como buenamente podía; un hombre bondadoso e ingenuamente bueno. El controvertido Padre Gago, profesor de Lingüística en COU. El Padre ¿?, tutor en 5º en el colegio San Rafael que cuando estaba de turno nos despertaba a través de la megafonía con las “Mañanitas del Rey David”. Recuerdo también con cariño a mi profesora de Latín, María Dolores, con su alergia a la tiza y su crema de manos que usaba cada vez que escribía algo en la pizarra. Y siguiendo con los profesores que no eran religiosos, recuerdo a Pilar Garín, profesora de Historia del Arte, y su particular nariz, en continua enemistad recíproca con el Padre Richard. También me acuerdo de mis dos profesores de Gimnasia o Educación Física: el “Macizo”, no recuerdo el nombre aunque debía ser Uzcudun, que al parecer era familiar del boxeador Paulino Uzcudun y al profesor Balseras que nos proporcionó a Cantavella y a mí un plan de entrenamiento para preparar el ingreso en el INEF.

De momento y como presentación creo que es bastante. Gracias por leerlo.

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