Juan Evangelista Molero Hita
 
 
Reside actualmente en Alfacar (Granada)
 

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Estimado Juan Antonio Olmo Cascos:

Hace unos meses recibí un correo tuyo en el que me hacías saber que fuiste compañero de mi hermano Ezequiel.

Entré en tu página web y mi sorpresa fue mayúscula. Allí he encontrado nombres, imágenes y caras muy conocidas por mí de la época en que cursé mis estudios allí.

Quiero aportar mi granito de arena y te envío algunas fotos que he escaneado.

Quizá estimes oportuno incluirlas.

Me gustaría contactar con algunos de mis antiguos compañeros y pienso que, tal vez, ésta sea una forma adecuada.

Pasé cinco años en la laboral de Córdoba y este hecho ha dejado una huella imborrable en mi vida.

Fui uno de los primeros que puso sus datos en mipasado.com y creo que ya hay más de mil antiguos alumnos de la Universidad Laboral Onésimo Redondo que han hecho lo mismo.

Te felicito por la iniciativa y espero pasarme por Córdoba en noviembre.

Recibe un afectuoso saludo de: Juan Evangelista Molero Hita

Te adjunto también alguna foto curiosa, como el comentario de una película en el cineclub ULACOR y de los ejercicios de rotulación que teníamos que hacer,

Entonces no existía el rotring y había que hacerlos a plumilla.

Gracias, de nuevo, por el enorme interés que estás demostrando y espero que nos veamos muy pronto,

Saludos Juan Evangelista Molero Hita

 
 

Los alumnos de COU del curso 73-74 organizamos un viaje de estudios a Palma de Mallorca.
Para recaudar dinero organizamos una serie de actividades que no te puedes ni imaginar. Aparte de pagar una cuota mensual, que yo era el encargado de cobrar, actuamos a lo grande.
Desde montar un bar en la Uni hasta una discoteca en Córdoba. Festivales de música en la sala del cine. En mayo instalamos una caseta en la Feria de Mayo y no faltó un concurso de tiro al plato, en donde la mayor parte de los premios eran trabajos de forja.

Los alumnos que proveníamos de formación profesional nos pasamos una tarde en los talleres "arreglando" perchas y paragüeros que provenían, en su mayor parte, del montón de los escombros. A decir verdad, trabajamos de lo lindo durante todo aquel curso.

El destino del viaje era Palma de Mallorca, en la playa del Arenal. Con toda nuestra ilusión, salimos en autocar una mañana del mes de junio con destino a Valencia. El barco que debería trasladarnos a Palma salió a las diez de la noche.
Como el dinero no daba para camarotes, viajamos en toldilla. Mucho frío y muchas niñas de otros colegios que viajaban en las mismas condiciones. Primeros ligues. A eso de las dos de la madrugada, como si de una película se tratara, se oyó una voz:

- Hombre al aguaaaaa. Paren Máquinaaasss.

Gritos histéricos de algunos chicos y chicas que habían sido testigos del hecho. Desconcierto total. Un hombre de unos sesenta años de edad, que viajaba solo, se había arrojado al agua por estribor. La noche estaba muy oscura. Soplaba una brisa que te calaba hasta los huesos.
La mayoría no teníamos más abrigo que las toallas.
El barco paró máquinas. y se bajaron dos botes salvavidas para intentar buscar el cuerpo de aquel desgraciado en la oscuridad de la noche. Aquello estuvo a punto de causar más desgracias debido a la falta de práctica de los marineros.

Al cabo de unas horas el barco reanudó su ruta con destino al puerto de Palma. Allí esperaba la guardia civil para levantar el atestado correspondiente. Los testigos, entre los que había dos o tres laborales, tuvieron que ir a hacer las oportunas declaraciones.
Un viaje inolvidable. Lo que ocurrió después, durante los días que duró nuestra estancia, merece un relato aparte.
Allí puse en práctica por primera vez mi paupérrimo inglés.

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