A la salida de la escuela raro es aquél principiante de la vida al que no hayan seducido sus maestros con algunas ideas esenciales, que estampadas en la cabeza, han de servirle como muletas elementales con las que andar. Pero no siempre
las muletas prestadas satisfacen las inquietudes o necesidades personales, o permiten andar con soltura, y a veces hay que adquirirlas en otro lugar. Ni siquiera es descartable que
Walter Benjamín tenga razón cuando asegura que:
La parte más importante de la educación de un hombre, es aquella que el mismo se da. E incluso que, en las antípodas,
Santo Tomás de Aquino esté en lo cierto al advertir animando a buscar más allá de lo que quieren enseñarnos:
Teme al hombre de un solo libro.