Se echa las manos a la cabeza cuando se le pregunta por las vidas que salvó. Enrique Caballero Álvarez fue el último barquero que tuvo Córdoba, ya que trabajaba en el embarcadero que se ubicaba en las proximidades del Molino de Martos. En la misma zona donde nació en 1918, en la calle Badanas, y donde trabajó durante años.
Lo explica. "En aquella época no había piscinas y la gente se bañaba en el río. Por eso había mucha gente que se ahogó, y mucha gente a la que pude salvar", dice Caballero como quitando importancia, aunque afirma que llegó un momento en que, si había algún problema en el Guadalquivir, la gente se acordaba antes del barquero que de los bomberos cuando había que buscar una solución.