Nacen las palabras desde los huecos tapados de las flautas. Es la música del aire que sortea los colores del bosque de Oma.
Añil
Reparó en su edad cuando sorprendió a sus ojos entretenidos en los pliegues de un árbol. Observaba las hormigas, en sus idas y venidas, como se observa el presente cuando el futuro se torna incierto. Reparó en su edad y le dolió su miopía, toda, hasta que decidió sobrevivir boqueando el aire que buscó en el arbolado más próximo. Inmerso con frecuencia en sus recuerdos, se acompañaba de cierto desaliño torpe que le avejentaba y una tarde, rebuscando por los descosidos de un abrigo donde se iban escondiendo los restos de diminutos lapiceros de color, acabó sacándole punta a la melancolía. Recuperó el aliento en un paisaje de pinos ausentados del sol y sombra de su propia vida, y sobre un fondo de verdes degradados, puso todo su empeño en huir de los silencios que le atormentaban, pintando franjas rojas, azules, amarillas y blancas.
Anduvimos como kilómetro y medio en sentido hacia las afueras de Córdoba, pasando por la barriada de Las Palmeras, con su correspondiente arroyo de Cantarranas, dejando atrás un eucaliptal que se extendía a ambos márgenes de la carretera, cuya madera se utilizaba en la fábrica en cuya Escuela de Aprendices pretendía entrar el “Rorro”, para no sé qué tratamiento químico al cobre electrolítico. Poco después una zona de huertas. En el camino de entrada a una de ellas un hombre andaba a la greña con las malas yerbas. Les dije a mis inseparables:
-“Voy a preguntar a este hombre. “Ustedes” estaros “callaítos” que cada vez que abrís el “boquijo” tenemos lío”.
No me contestaron, me miraron con desdén.
-“¡Buenas tardes, jefe!”-saludé al hortelano.
-“¡A las buenas!”-contestó reciamente, sin quitarse la colilla de la comisura de la boca.
-“Verá usted, es que andamos buscando a una señora, que es pitonisa, que nos han dicho que vive por aquí, pero no sabemos exactamente dónde. ¿Podría usted darnos norte?”
-“¿Pisto qué? ¿Pistorrisa? ¿Y eso qué es lo que es?” –dijo él.
-“Una adivina, una bruja o algo así, que lee las manos y echa las cartas del futuro. Creo que el mote que tiene es el de la “Mecedora”.
Al campesino le dio un golpe de risa tremendo, soltó el azadón y se sujetó la boina para que no se le cayese con las contorsiones que la… ¿agudeza? que yo había comentado le ocasionaba. ¿Otro más para tomarme el pelo? Cuando terminó de reír me indicó:
-“Sigue un poco más “pa’lante” por este camino. Encontrarás ya mismo una entrada a una huerta que tiene una cancela de color verde mu “desmejorá”; al fondo del caminillo de entrada hay un “charnaque”, entra y toca la puerta que igual la “Mecedora” está mu “atareá” y no te oye si la llamas “ende afuera”. No está “mu” lejos, “asín” que no tiene pérdida.
El ser persona mayor es una etapa más del ciclo vital, que puede permitirnos lograr en ella, satisfacción. Pero para ello debemos prepararnos, destacando algunas recomendaciones expresadas por personas adultas mayores y por investigadores en el tema del envejecimiento. Veamos:
Mantenga un régimen de vida variado, que incluya paseos, caminatas y diversiones, alternando actividades físicas con recreativas y de reposo, eligiéndolas según sus gustos y aptitudes. Un rato de gimnasio, una caminata tan vigorosa como pueda, dentro o fuera de casa, pero preferible al aire libre, en medio de la vegetación. Por ningún motivo se encerrará en su casa ni en su habitación. Nada de jugar al enclaustrado o al preso voluntario. Tenga presente que el agua estancada se pudre y la máquina inmóvil se enmohece. No olvide nunca que contra inercia, diligencia.
Nunca se crea más viejo y más enfermo de lo que en realidad está. Le harán el vacío. Nadie quiere estar oyendo historias de achaques, enfermedades u hospitales. Deja de autollamarse viejo o anciano y de considerarse enfermo. ¡Tome tan pocas medicinas como pueda y ¡medíquese de vida!
DEL AUTOR DE ESTA WEB
Las bombas de Palomares
Martes 17-01-2012. 00:39
A unos cientos de metros de donde vivo actualmente, se encuentra la playa de Quitapellejos, lugar en el que hoy hace 46 años cayeron las bombas de Palomares, cuatro artefactos mucho más potentes y letales que las que arrasaron Hiroshima y Nagasaki.
Más de cuatro décadas después muchos vecinos siguen sometiéndose a exhaustivos análisis. Expertos de la Junta de Energía Nuclear contarán algunos de los enigmas que jamás se revelaron sobre este auténtico expediente X del franquismo.
Curiosamente hoy, será enterrado en Perbes (A Coruña) Manuel Fraga, Ministro en la época, que protagonizó junto al embajador de Estados Unidos el famoso baño para demostrar que no había peligro nuclear alguno.
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