UN DIA CUALQUIERA EN LA UNI SUCEDIO ESTO

Habíamos vuelto de la cena con el estómago engañado más que otra cosa. Por aquellos pasillos tan largos caminábamos hacia Gran Capitán, que además estaba en la otra punta del comedor. Eramos el grupo de siempre: Santiago – a quien a partir de este día le cambiaríamos el nombre, luego veremos porqué -, Lucio, Moya, Serrano, Sabio, y yo mismo. Durante 5 años fuímos inseparables. En el comedor, en las aulas, en la habitación, siempre juntos. Teníamos 15 años. Entre el paseo de la vuelta del comedor y un rato en el colegio pasó el tiempo y llegó la hora de subir a dormir. Bueno, lo de dormir es un decir. Aquella noche nuestro amigo Santiago se había propuesto como otras muchas, que allí no se dormía. Nos pusimos los pijamas, alguna que otra broma y pronto apagaron las luces. Enseguida nuestro amigo empezó a martirizarnos.

  1. Beeeeeeeeeee…..
  2. Beeeeeeeeeee….
  3. Va Santi, déjanos dormir que mañana a las 7 arriba.

Cuando más o menos íbamos cogiendo el sueño:

  1. Beeeeeeeeeeee……
  2. Beeeeeeeeeeee……
  3. Santi ya está bien que son las 12.

Al cabo de un rato:

  1. Beeeeeeeeeee…..
  2. Beeeeeeeeeee…..

Aquella era la habitación del fondo del pasillo que era más grande que las demás. Allí dormíamos ocho. Mi cama estaba justo frente a la puerta. Desde ella se veía un largo pasillo en el que se mantenían las luces encendidas. De pronto, lo inesperado. Desde mi posición tumbado y con la manta hasta las orejas veo a lo lejos del pasillo una sotana blanca, que se va acercando a nuestra habitación.

  1. ¡¡ Santi cállate que viene el cura!!
  2. Venga Sevi el cura…..
  3. Beeeeeeeeeee……….
  4. Beeeeeeeeeee………
  5. Santi que es verdad ¡coño cállate!
  6. Beeeeeeeeeeeeee…….

De pronto el silencio, el cura en la misma puerta, Santi a lo suyo y yo mordiendo la manta porque me moría de la risa. De pronto la voz del Padre….. (no me acuerdo su nombre):

  1. A ver ¡¡¡que salga la cabra!!!

Era imposible aguantar la risa. Santi que se va levantando. Los demás riéndose, y claro:

  1. ¡ Los demás que salgan también !

Hasta las 5 de la mañana en un pasillo  de las aulas abajo. La 1, las 2, las 3….. De pie y en fila. En pijama. Con un frio. El cura en su despacho estudiando árabe. No sé, debía tener un exámen al día siguiente. A la cama a las 5. Muertos de sueño. Por la mañana ya ajustaríamos cuentas con Santi. A las 7 la música y arriba. Al final a la mañana siguiente con un montón de ojeras , risas y cachondeo. Bueno, pero a Santi a partir de ese día nada de Santi, su nombre fué para siempre  “LA CABRA”.

Nota: Hace unos días, después de 35 años lo he localizado con la ayuda de Juan Antonio Olmo. Hablamos por teléfono, me alegré mucho, recordamos cosas de entonces y hablamos sobre como le va la vida a cada uno y claro recordamos su verdadero nombre, que a partir de aquella noche no es Santi, es……………