GRACIAS DE CORAZÓN A TODOS LOS QUE ME FORJARON COMO PERSONA
Recuerdo, que cuando llegué a Córdoba era un niño. Fue muy duro al principio. Las comidas, aquellas sopas. Gracias a Fray PAMPIN, por enseñarnos a comer y a estar en la mesa, gracias aunque fuera a golpe de vara de olivo.

Cada noche al apagarse las luces, venían a mi cerebro los quejidos mudos de mis compañeros de habitación y a ellos los míos, juntos formábamos un coro en la noche, hasta que el sueño nos vencía. Y, así, en todas las habitaciones.

¡Niños! Entramos y salimos hombres, en mi caso padre.

Hago propios los recuerdos de Rufino, de Molero, de José Manuel, Nico Salazar y sus fotos. Para mi el taller fue duro, pues la chapa, los martillazos,  no eran mi fuerte.

Recuerdo a casi todos, y a todos los que recuerdo lo hago  con un gran cariño y respeto.
Que primeros años los de oficialía, Roldan, Peláez, los palentinos Jose Luis del Río, Emilio, Luis Enrique y Otaola, el cual yendo de fin de semana a casa de Pedro, en Motril, casi no lo cuentan. La huelga, nos marcó a todos. También quiero dejar constancia de mi deuda con los veintitrés de la huelga, los que no volvieron. Bien visto Santofimia.

Después, vino la fiesta, el conocer Córdoba y alrededores. Fue en San Alberto dónde me relacioné con nuevas gentes, nuevos proyectos.

Gracias al Padre Zabalza, sin sus consejos hubiese abandonado en COU. Nico, te acuerdas al acabar COU, nos queríamos ir a Canadá… pero antes fue la fiesta de fin de curso en Mallorca.
A mis buenos camaradas Rafael de mora y Bartolomé Muñoz, con quienes tanto viví y juntos nos fuimos, los tres, a Huesca a hacer Ingeniería Química. A todos un gran abrazo y espero veros algún día.

GRACIAS A LOS QUE HABÉIS HECHO QUE ESTE REENCUENTRO CON EL PASADO SEA UNA REALIDAD.