Francisco Díaz Mingorance
 
 
Falleció en Granada el 21 de Enero de 2012
 

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Mensajes de sus compañeros laborales:
 

Santos Borego Horrillo:

Hace una hora he recibido una mala noticia, el fallecimiento de nuestro Quijote Francisco Diaz Mingorance, persona que tenemos que estarle muy agradecida puesto que el fue el que dió el primer paso para que hoy estemos unidos. Desde aqui queremos darte las gracias Mingo, por ser como eres y desearte que donde te encuentres mires por nosotros, pues todos nosotros desde este pequeño rincón rezaremos por ti y estoy seguro que dentro de nuestro corazón llevaremos a ese QUIJOTE, en especial tu Sancho. Nati y familia recibir un fuerte abrazo de este grupo el cual esta super orgulloso de haber sido compañero y amigo de tu marido y padre, contar con nosotros para lo que necesiteis.

 

Juan Fernández Beltrán:

Acabo de leer el mensaje de Santos ,en donde nos comunicaba el fallecimiento de Don Francisco Diaz Mingorance, compañero de habitacion en el colegio San Rafael. Quiero destacar y agradecerle su entusiasmo y su impulso para la celebracion del Encuentro de antiguos compañeros del San Rafael, en donde demostró su bondad y su señorío. Personas como Mingo dejan huella. Siempre me acompañara su recuerdo.

 

Antonio Jesús Aguilar Corredera:

Acabo de leer la mala noticia en el mensaje de nuestro compañero Santos, sobre el fallecimiento de nuestro otro compañero Francisco Díaz Mingorance.

Desde estas lineas deseo expresar mi más sentido pésame a la esposa de Francisco y demás familia.

 
Carlos Alvarez Fernández:

Francisco Díaz Mingorance. Si no te hubiera visto hace un año, no tendría ahora una pena en el corazón; si no te hubiera visto de nuevo, no habría perdido un amigo pero sobre todo si no te hubiera visto y abrazado hace un año, hoy no podría sentir tu pérdida y eso sería insoportable.
Cada uno de nosotros que se va es un trozo de mi vida que desaparece.
Hasta siempre, Mingo.

 
José Antonio Veloso Muñoz:

Desde de aquí, desde ésta plataforma quiero unirme a todos mis compañeros expresando mi mas sincero pesame, por la muerte de nuestro querido compañero, espero que allí donde esté, pueda seguir la marcha de éste grupo que se forjó, con su inestimable apoyo.

Gracias Mingo y hasta siempre.

 
Serafín Maza Canto:

Descansa en paz amigo.

 
Luís Barbancho Martínez:

Francisco Díaz Mingorance "Mingo". Hoy se ha ido un amigo, y cuando un amigo se va algo se muere en el alma, como decía la canción, y en mi caso no sólo en el alma sino en mi corazón que es más terrenal, porque fuiste la persona que en un momento difícil de mi vida logró darme esperanzas de que no está todo perdido y que hay que luchar. Vivimos juntos momentos dífíciles, pero en los que la amistad era un valor inmensurable y tu supistes demostrarlo. Descansa en paz, y donde estés sigue alumbrándome y dandome fuerzas para seguir viviendo. Gracias de todo corazón por tu amistad.

 
Carlos Mesa Serrano:

Me uno a vuestro dolor por la pérdida de nuestro querido compañero Mingo, así como mi mas sentido pésame a su Sra. Nati e hijos Pilar y Alberto, guardo el recuerdo de nuestro abrazo en Córdoba después de tantos años sin vernos.

 
Isidro Beteta:

Santos, gracias por informarnos.
Siento mucho su perdida. Acabo de mandar un correo a su dirección, si sabes la de algún familiar, me agradaría enviarles mi mas sincero pésame.
¡Por Dios!, ¡Qué desagradable es la vida a veces.!
Isidro.

 
Iñaki Calvo Sarabia

UN ABRAZO PARA PACO

Querido Paco Díaz “Mingo”-rance:

 “Sosiega un poco; siéntate; las gradas de este humilladero, aquí fuera de la ciudad, pueden servirnos de asiento durante un momento. Has corrido mucho por campos y ciudades y todavía no te sientes cansado. Tu vida es tumultuosa y agitada; quien te vea por primera vez sin conocerte, dirá sin equivocarse cómo eres, cuál es tu espíritu, lo que deseas y lo que amas”.

No sé si a ti tabién te tocó aprenderte este texto de Azorín, pero tantas veces he querido ver en la Plaza del Mirador de San Nicolás, allí en el centro de la misma, sentados en las gradas de la cruz que la preside, frente a la Alhambra, charlando de aquellos tiempos. Conversando de nuestras añoranzas, de nuestros recuerdos.

Todos los que te conocemos, -o te hemos conocido en aquellos años de mocedad-, y los que en este 2011 hemos tenido ocasión de compartir contigo unos momentos en tu querida Granada, sabemos que tu corazón es grande.


En Bodegas Campos durante el Encuentro XL Aniversario San Rafael 71/74, celebrado en Córdoba en Febrero de 2011

No son palabras para adularte o halagarte. Son sentimientos, sencillamente. Aquel cinco de enero, compartimos unos muy agradables momentos por las viejas calles de tu adorada ciudad: Plaza de la Trinidad, Sillería, Pescadería, Capuchinas, Lucena, Provincias, Bibarrambla, Libreros, Oficios. El paseo que nos dimos hasta la Carrera del Darro y llegando hasta el Paseo de Los Tristes fue magnífico. Y tú ofreciéndonos todo tipo de explicaciones y haciéndonos sentir esas calles, el ambiente, y especialmente tu compañía. Compañía, que por cierto me supo a poco. Pero que de todas las formas será inolvidable.

¿Y quien puede borrar de su memoria el buen rato que pasamos picando en el Castañeda? ¡Qué agradables sensaciones!, ¡Qué emocionante! ¡Qué conversación! Muchos nombres pasaron por nuestros labios: fotos, papeles, recuerdos.

Creo que debiéramos buscar otro momento, más pausado, para poder retomar aquella conversación. Y como bien sabes, Paco, mi espíritu viajero me arrastra a volver por tierras granadinas, y quizá en los primeros días del próximo año volvamos a escaparnos hasta la costa de Cabo de Gata, y desde ahí acercarnos hasta tu ciudad. ¡ya se verá!.

Recibe un cordial y muy afectuoso saludo. Un abrazo.

Iñaki Calvo

ELEGÍA A PACO DÍAZ MINGORANCE (EN PROSA)

Paco, mi amigo Paco:

Me pide Santos, tu fiel e inseparable escudero, que te escriba unas líneas, algunos pensamientos. No puedo, te has llevado mis palabras, y has ahogado mis sentimientos. Me has dejado mudo, como se queda el día cuando le roban el aliento.

Aunque mi infancia fuesen recuerdos de una casa de corredores viejos, morada de pobres y humildes obreros; mi juventud fueron cinco gloriosos años asilado entre vuestros sueños; fantasías del mañana y de un porvenir eterno. Gracias os debo por cada minuto que me regalasteis, y por cada momento de consuelo.

Y ahora, quisiera que me concedas el privilegio de abrazar con honda emoción a tus hijos, y a tu “señora”, de la que tengo celos. Quisiera, llorando, con las lágrimas que corren por mis mejillas y empañan mis anhelos, ser por un momento el labriego de esta tierra que ocupas y estercolas en mi alma, camarada, amigo, aliado compañero.

Sobre el hombro te ha llamado una palmada; y has vuelto los ojos locos, y todo lo vivido se ha empozado, como charco de culpa, en tu mirada. Hay golpes en la vida, tan fuertes…¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma… Déjame que algún cercano día pueda, vengar tanto sufrimiento.

Temprano ha vuelto a levantar la muerte el vuelo, temprano ha madrugado tu madrugada. ¿No podías haber esperado a que, con la frente despejada y las sienes nevadas, hubiésemos conversado bajo aquella cruz de la plaza de San Nicolás, en el Albaicín, frente a la Alhambra, con el Darro a bañándonos los pies, para que tú me contases cosas de tu Granada?.

Yo también levanto entre mis manos una tormenta de piedras, rayos y hachas estridentes sedienta de catástrofes y hambrienta. Yo también quiero escarbar la tierra con los dientes, y minarla hasta encontrarte, y besarte la noble calavera, y desamordazarte, y regresarte.

Y cada vez que vuelva por las tierras de Boabdil, las tuyas, sé que muchos de mis momentos serán secuestrados por tus recuerdos, y querré, en cada callejuela, en cada esquina, en cada taberna, frente a la catedral, en todo instante, inventarte, y escucharte

Contigo te llevas muchas ambiciones, mucho cariño, muchas ilusiones. Nos dejas muchos recuerdos: grandes, hermosos, espléndidos; y un vacío enorme, tan profundo que no podremos llenarlo ni con la tierra ni con el cielo. Vivirás entre mis papeles y entre mis recuerdos, y cuando lea en los foros que escriben sobre ti, te escribiré, como en otros tiempos, porque todavía tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero.

Ya ves, Santos, no alcanzo más que a parafrasear a los grandes poetas Antonio Machado, Miguel Hernández y César Vallejo. No puedo inspirarme, él se ha llevado mis palabras, y me ha dejado mudo, como se queda el día cuando le roban el aliento.

 
 
 
 

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Con la Mezquita al fondo, parecía estar despidiéndose...

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