Iniciamos el 5º curso de Bachiller de Letras en septiembre de 1974 como novatos en la Laboral de Córdoba. Formábamos un grupo de 4 amigos que nos conocíamos de la Laboral de Cheste: Acal Vicente, Victor Aguado, Francisco Alonso Coronado y yo mismo.

Fue un curso muy movido. Incluyo más adelante dos páginas del cómic sobre las clases de Inglés y Latín.
La verdad es que pronto nos hicimos bastante amigos todos los de la clase 5ºL2, que no éramos muchos, pero sí bastante alborotados. En particular recuerdo a Villar Fernández, Manuel Alberto, al que llamábamos el chino por los ojos un tanto rasgados, con el que hice una buena amistad, y a
Cantavella Jordá y Carrascosa Garrido que eran compañeros de habitación. También recuerdo a compañeros de otras clases: a Wenceslao Sanjuán Torregrosa, por coincidir en un grupo de teatro (incluyo alguna foto al final). Y a otros como Fernando Gea, que tocaba muy bien la guitarra y del
que yo quería aprender. A Mocholí, a Peretó, que eran también de Valencia.

Guardo un buen recuerdo de los profesores que más me gustaban: la profesora de Latín, pero no recuerdo su nombre, Richard C. Tapia, de griego, la de inglés que era muy jovencita y a la que le hicimos pasar un curso muy difícil, porque no parábamos de hablar y de incordiar en su clase. Pero a
quien quiero dedicar un recuerdo especial de ese primer curso en Córdoba, año 1974-75, es a uno de los tutores del Colegio San Rafael: Gerardo Suárez González. Entre nosotros le pusimos de mote “Fray Capullo”, pero esta palabra no tenía para nosotros el sentido despectivo que tiene en la
actualidad. El mote hacía referencia a un trato suave y a una manera delicada de hablar y relacionarse, pero sin amaneramiento.

Era fraile dominico, pero era diferente: organizaba el cine club, y trataba de que tomáramos conciencia de los cambios sociales y políticos a través del cine, el teatro, la música y la literatura.

Hay que recordar que en el otoño-invierno de 1974 todavía vivía Franco, que moriría al año siguiente. En realidad, supimos después, Gerardo militaba o era muy cercano al Partido Comunista e intentaba formar algo parecido a una célula clandestina entre nosotros. Quizá por eso al año siguiente desapareció de Córdoba y se fue (o le forzaron a irse) a la U. Laboral de Málaga. Decía la leyenda que además salía con la profesora de inglés que también se fue a Málaga¡quién sabe!

He sabido por el obituario que figura en las páginas de http://www.laboraldecordoba.es/ que murió el 4 de diciembre de 2006, en Málaga, ciudad donde fue Concejal de Cultura por el PCE en la primera etapa de los ayuntamientos democráticos tras la Constitución de 1978 (1979-1983). Posteriormente fue diputado provincial, y formó parte de la asamblea local de Málaga de Izquierda Unida, hasta su muerte. Vaya para él un emocionado recuerdo.

Del cine-club que él organizaba en 1974-75 incluyo portadas de los libritos de los ciclos de películas y alguna entrada (¡quién sabe porqué habré guardado las entradas!). En los libritos había una reseña técnica de cada película, sinopsis, comentarios, etc. Tenía mucho mérito, porque en la época todavía no abundaba la fotocopia, todo se hacía con ciclostil, que requería hacer los clichés en una máquina de escribir: un trabajo de chinos. Creo que Gerardo lo hacía casi todo, con alguna colaboración en los gráficos de algunos alumnos.

La verdad es que los recuerdos de aquél primer año son muy remotos y brumosos, éramos todos muy jóvenes. Disfrutábamos de la amistad, del tiempo libre, la música, la literatura, las visitas a Córdoba, las salidas al campo en los alrededores de la Laboral. La verdad es que a mi al principio Córdoba y la Laboral no me gustaban nada, pero al final de los tres años que pasé allí no me quería ir a ningún otro sitio.

Los dos cursos siguientes, 1975-76 y 1976-77, los pasé en el Colegio San Alberto Magno, en 6º de Bachiller de Letras (6ºL1) y COU1C. Hice amistades nuevas: Valiente, que jugaba muy bien al ajedrez, Antonio Bravo Céliz, otros compañeros en COU que venían de otros grupos, como Jiménez Silva, Arias, Morillo. También con tantos otros compañeros de Valencia que coincidíamos en los autobuses de ida y vuelta a casa cada trimestre: Gomar Mompó, Balaguer Fortea, Real Luján. De los profesores más influyentes de aquella época (Gago, Erviti, Tapia) y de otros tutores de los que guardo un amable recuerdo (Chema Trapiello, Dacio Asensio), ya he leído mucho en lo que han escrito otros compañeros y no me extenderé.

Estudié Psicología en la Universidad de Valencia (1977 – 1982). Actualmente resido en Galapagar (Madrid), estoy casado y tengo una hija de 15 años y un hijo de 10.

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